Borrón y cuenta nueva, ¿una cuenta del pasado?

Un dicho (por no decir cuento) muy corriente a estas alturas del año, pero uno cuya veracidad se ha venido ahuecando en función del tiempo. Esta contabilidad a la antigua usanza, para llamarla de alguna forma, está cada vez más cuestionada en determinadas áreas, p. ej., en materia de protección del medio ambiente y en la cuestión energética que va íntimamente ligada a la misma. Se trata de un concepto en el que confluyen los "abusos" del pasado (cuando todo era desarrollo en un marco incuestionado parte de un mundo bipolar, o sea, el que estaba en vías de desarrollo y el que no lo estaba), por una parte, y los del presente (cuando este concepto se atribuye a un marco cada vez más cuestionado parte de un mundo multipolar), por otra. Sin embargo, hay algo que une el pasado con el presente: el creciente bienestar relativo enfocado como objetivo (inherente al ser humano) por una población mundial en constante aumento, cualesquiera que sean los medios para conseguir este objetivo. Antaño, el quid de la cuestión no eran los medios, porque "sobraba" medio ambiente como tejido necesario para el desarrollo. Hoy, sí lo es, dado el menguante tejido material disponible en términos de sostenibilidad, necesario para que éstos puedan cultivarse adecuadamente, y de ahí la finitud feneciente de lo que se considera el bien común de todos los terrícolas, es decir, el entorno en el que los citados medios están / estén plasmándose, con la marcada / creciente tendencia de ponernos a todos contra las cuerdas: nuestro planeta Tierra.

Saludos PATO