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jueves, 31 de enero de 2008

Rutas turísticas invertidas

Más de lo mismo.

"Cambio climático, cambia el turismo"

Ya dediqué dos posts a las interrelaciones existentes entre las consecuencias del cambio climático y el comportamiento turístico y animal, sí, animal, como daños colaterales, si cabe este término.

Ya se ha repetido hasta la saciedad que la mayor parte del cambio climático es de origen antropogénico, es decir, originado por el hombre. Por lo tanto, sus consecuencias también lo son y lo serán. Éstas, por supuesto, también son y serán mayormente negativas. Sirva de simple ejemplo el cambio de rutas y padrones turísticos, algo que ya está empezando a afectar al sector, un sector que ha podido aprovechar, durante décadas, la "casualidad geográfica" de la bonanza climatológica de España. En términos relativos, una baza segura en su haber al que poco más se ha tenido que añadir para converirlo en una industria floreciente. Sin embargo, al ahuecarse la base de esta baza por las condiciones climatológicas cambiantes, empieza a resquebrajarse, igualmente, lo que hay montado encima de la misma. El sector tendrá que arrimar el hombro para suplir, por lo menos en parte, las crecientes deficiencias y molestias causadas al turista por el anunciado "superávit" solar. Si el turista sigue frecuentando los lugares de costumbre en España (con algún valor añadido de peso, por supuesto), le hará sentir un calor que le desplazará a latitudes más bien subtropicales o del todo tropicales. Y esto ya será mucho. Esta situación traducida a la actualidad podría compararse con un turismo que, en vez de dirigirse a la Costa Brava, lo haga, p. ej., a la Costa de la Luz; o en vez de a esta última, a El Cairo, para tomar el sol.

Éste es el pronóstico que esperará al turista procedente de latitudes del centro y norte de Europa. ¿Y qué les ocurrirá a los animales víctimas del comportamiento humano?

"La subida de las temperaturas también se proyecta en sentido horizontal y vertical, o sea, hacia las latidudes norte y las altas montañas, algo que a su vez hace que la respectiva fauna y flora se desplacen junto con este fenómeno.Y habrá especies que lleguen hasta el final sin poder seguir desplazándose, por no haber más norte ni altura".

Esto no es pura ciencia ficción. P. ej., para el oso polar ya no hay más norte que valga para escapar y sobrevivir. Su (hasta ahora) helado entorno, que es su base de vida, se está derritiendo. Su parangón humano con todas las consecuencias lo representa el esquimal. Con el hielo y la nieve se le va la base de su vida. Algo parecido les está sucediendo a los fans del esquí y del snowboard. Su base, que también es la nieve (si es que la hay), se desplaza(rá) hacia altitudes superiores, tal vez inaccesibles para estos deportes. Ante la constante subida de las temperaturas, al clásico turista del centro y norte de Europa que viene a España aún le quedan latitudes más septentrionales para pasar allí sus vacaciones primaverales y veraniegas. ¿El mar Báltico hará las veces del Mediterráneo? Este fenómeno puede compararse con el de muchos animales de estas latitudes, entre ellos la avifauna, para cambiar de hábitat. Sin embargo, el cambio que ya se está manifestando es muy brusco para muchas especies, por lo que éstas no conseguirán amoldarse a tiempo. En todo caso las "deslocalizaciones " hacia el norte se realizan / realizarán cada vez más fuera de la estación de costumbre. La primavera y el otoño tradicionales se convierten en prolongaciones del verano, por lo que algunas especies migratorias, como otra opción, ya permanecen en un lugar concreto, volviéndose estacionarias porque los inviernos benignos se lo permiten, una tendencia que irá en aumento. Las temporadas marcadas van desapareciendo.

Conclusiones: por lo tanto, es de esperar que

- las rutas turísticas europeas norte-sur se inviertan en función del aumento de las temperaturas causado por el cambio climático;
- la fauna y flora europeas adapten su hábitat al padrón dictado por el hombre dentro de lo posible, es decir, tanto en términos de latitudes geográficas como de altitudes de montaña;

quedando el cambio de padrón de cada uno de ellos limitado por los confines geográficos y orográficos.

Saludos PATO

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