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domingo, 21 de octubre de 2007

A vueltas con la inmigración: España, la tierra prometida

Los paraísos terrenales escasean. Pero si queda alguno no hace falta buscarlo por ahí, hay uno aquí mismo: España, la tierra prometida, según el diario LA RAZÓN en su versión digital del 21-10-2007. Véase http://www.larazon.es/noticias/noti_nac19823.htm al respecto, un artículo que refleja los datos estadísticos correspondientes a la inmigración y algunas referencias relacionadas con el porqué de este fenómeno orientado hacia este país y sus lados más bien positivos. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Hay sol y sombra. Por eso conviene explayarse algo en este tema. Simplemente para que aquí y hoy se aprovechen las experiencias hechas hace décadas en otros lugares y no se vuelva a empezar de cero como si se tratara de algo totalmente nuevo. La historia se repite. ¡Al grano!

Es bien sabido que España ha invertido su papel al pasar de país emisor a receptor migracional. En los años 60 y 70 del siglo pasado, el centro y norte de Europa, con unas industrias tradicionales boyantes, pero carentes de mano de obra, eran los destinos preferidos de la fuerza de trabajo ribereña del Mediterráneo, inclusive la española. Entonces los flujos migratorios iban controlados y con sus contratos en regla dados unos convenios bilaterales entre los Estados correspondientes. Primero, habida cuenta y comparando ésta con la situación actual en España, este criterio ya cojea bastante. Segundo, en aquel entonces todavían florecían las industrias tradicionales en destino, como, p. ej., la pesada y la minera. Hoy, no, con el sector de la construcción, su pilar fuerte en España durante una década, en declive. Recuérdense las reestructuraciones y reformas industriales tanto en Alemania como en España, por cuyas consecuencias fueron al paro cientos de miles de obreros, mano de obra excedente por los cierres de empresas, su edad, poca cualificación y / o por no ser "reciclables" en términos de formación profesional. En muchos casos se convirtieron en parados de larga duración, porque las actividades económicas e industriales estaban tomando otro rumbo en el centro y norte de Europa, inalcanzable para muchos. Fueron éstos los inicios de lo abultado del número de extranjeros (entre ellos, del colectivo turco) en el paro en Alemania, cifras que llegaron a incrementarse por la política de reagrupación familiar practicada por el Gobierno alemán. Hoy, Alemania ya cuenta con la tercera generación del colectivo turco (y de otros colectivos que no son relevantes estos efectos). Habida cuenta, el colectivo turco en su mayoría no se ha integrado en la sociedad alemana, a lo que habrá contribuido también la falta de voluntad de los respectivos Gobiernos alemanes así como la propia falta de voluntad de integrarse por parte de este colectivo y ser integrado por parte de la sociedad alemana. Esto ha dado lugar a que se formaran sociedades paralelas en las grandes ciudades alemanas que coexisten con la sociedad alemana. Sin embargo, estas sociedades paralelas han ido cobrando fuerza sociocultural y política en función del número de sus habitantes, tanto en Alemania como en Turquía, y no están fuera del ámbito de acción e influencia del islamismo que les llega de su país de origen y fuentes cercanas a éste. Preocupa, además, el fuerte fracaso escolar entre los estudiantes turcos, lo que, a su vez, provoca marginación, pandillismo, delincuencia, "no future" etc. etc.

Síntesis:
¿No les suena todo esto? Sin señalar con el dedo a ninguno de los nutridos colectivos de inmigrantes que hay en España - la prensa nacional está llena de información estadística -, ésta es la otra cara de las bendiciones de la inmigración propagada hasta la saciedad por los políticos, simplemente por ser políticamente correcta.

Saludos PATO

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