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miércoles, 17 de octubre de 2007

Cuestionando el modelo medioambiental y urbanístico tradicional

En España (igual que en otros lugares de la geografía mundial) no hay nada nuevo bajo el Sol en materia medioambiental y urbanística (salvaje). Todo sigue igual, con esto quiero decir que las actividades urbanísticas sin control en zonas en principio inedificables van a su aire como si se tratara de la cosa más normal del mundo. Una reseña de la prensa nacional no deja lugar a dudas juzgando por los efectos de las recientes catástrofes "naturales" que dejan en evidencia las consecuencias de la voracidad del urbanismo depredador del país. Sírvanos de ejemplo la reciente riada de Alicante. La gota fría, un fenómeno, en principio natural en esta época del año (si bien ya un tanto desnaturalizado por la cada vez mayor virulencia de sus efectos como consecuencia de unas condiciones de origen cambiantes en el sentido negativo: dígase, p. ej., temperatura del Mediterráneo en aumento a raíz del cambio climático) choca frontalmente contra determinados entornos (en concreto: barrancos) desnaturalizados porque "soportan una elevada densidad de ocupación de sus llanos de inundación por urbanizaciones", según http://www.elpais.com/articulo/espana/riada/Alicante/pone/evidencia/urbanismo/salvaje/elpepuesp/20071016elpepinac_23/Tes

Para que nos entendamos y comprendamos la envergadura de lo que se ha convertido en mera rutina en la "práctica del ladrillo": en este caso, un barranco se define como "cauce hecho en el terreno por las aguas de lluvia, que permanece seco mientras no ocurre una lluvia torrencial" (Diccionario de Uso del Español, María Moliner, 1990). Consecuencias: fuego cruzado de mutuas acusaciones entre las partes implicadas activamente en estos desmanes, por una parte, y los damnificados y la oposición política, por otra. Este "juego" de intereses creados se repite en otras regiones (y países), cualquiera que sea la latitud geográfica y el signo político. Y, como se ha dicho, la historia se repite, p. ej., Lorca, en 1973, río Guadalentín; Biescas, en 1996, en el Pirineo oscense.

Cambio de escenario geográfico. Demos un salto a Alemania para trazar el hilo conductor y el denominador común de un comportamiento desaforado en términos de "enladrillado y asfaltado". Las inundaciones del río Rhin son bastante frecuentes como consecuencia del deshielo en los Alpes y fuertes lluvias en las regiones por las que discurre el río. Para contrarrestar los efectos de las crecidas causadas, antaño había numerosas zonas inundables en los márgenes y riberas de su cauce y en el de sus afluentes. Estas zonas han desaparecido en gran parte por las crecientes actividades humanas en busca de sitio para construir. Las inundaciones se repiten no sólo en el Rhin (p. ej., las inundaciones del río Odra en 1997 y 2002), sin embargo, sus consecuencias desastrosas han ido agravándose por la conocida falta de respeto al medio ambiente. Veamos. Antes de continuar, he aquí un paréntesis técnico algo más detallado relacionado con los factores de origen humano (antropogénicos) de estas consecuencias "naturales".
(1) Edificaciones en llanuras de inundación / zonas inundables junto a ríos y barrancos (efecto de compactación, asfaltado y enladrillado de los suelos; modifica hidrológicamente el terreno)
(2) Eliminación de vegas y riberas de río como zonas de inundación
(3) Canalización y rectificación de cauces de río (el caudal del cauce encajonado corre más de prisa a raíz de un simple efecto físico; cuando los cauces contaban con meandros, el agua no bajaba con tanta fuerza)
Véase, asimismo, la web http://survival.4u.org/katastrophen/ueberschwemmung-bausuenden.htm

Saliendo de Europa, el tema objeto de este artículo queda completado por las catástrofes naturales de siempre, pero igualmente reforzadas por los efectos de la actividad humana que interviene a su antojo: la de Nueva Orleans, los efectos del huracán Katrina, en 2005, uno de los más mortíferos y destructivos que jamás ha habido, cuyo impacto sobre la ciudad fue aumentado por el hecho de haberse hundido ésta por debajo del nivel del mar a raíz del desagüe por bombeo que se le estaba practicando. Otro vivo ejemplo, y de consecuencias no menos devastadoras, las inundaciones de gran parte de Bangladesh, causa, entre otras, de la continua deforestación de las faldas montañosas del Himalaya, actuación que da lugar a que las lluvias monzónicas no queden frenadas por el suelo expuesto a la intemperie. La catástrofe del Mar de Aral: los trasvases de agua desde los ríos Amu Darya y Syr Darya para el regadío de cultivos han reducido de manera espectacular el volumen de este lago o mar interior en los últimos 40 años. Esto ha provocado una catástrofe ecológica, tal vez la más grave del planeta, tanto para el mar como para la región circundante. Otro tanto corresponde a la Presa de las Tres Gargantas, en China.

Síntesis:
A título de ejemplo, las actividades de construcción. Los efectos de las catástrofes mencionadas han resultado en gran parte tan devastadores porque ha intervenido la mano del hombre. Como la intensidad de las actividades humanas, a su vez, depende en gran medida de la densidad demográfica, los efectos de estas actividades recaen en primer lugar sobre la población causante de las mismas. La densidad demográfica, a su vez, va en aumento, por lo que lo harán también las actividades para su sustento.
Otro tanto ocurre con las actividades de corrección de los cauces de río por razones radicadas en el interés humano. O por motivos económicos, como fue en el caso del Mar Aral en la era de Stalin. Es decir, o sobran construcciones o sobran seres humanos. ¿Cómo resolver este círculo vicioso dado el aumento de la población? ¿Cambiando de modelo?

Saludos PATO

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