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jueves, 25 de octubre de 2007

Cambio de modelo energético

Las energías fósiles (hidrocarburos) son agotables, por eso, finitas. El 65% de las reservas de gas y petróleo conocidas están concentradas en Oriente Medio, una región a todas luces insegura. Algunos de los demás países con importantes reservas de petróleo y gas tampoco son de los más seguros en términos de abastecimiento, por prevalecer criterios geopolíticos. Esta riqueza ya se está utilizando como una baza multiuso, o sea, de efectos múltiples. La explotación de las reservas que habrá en el fondo de los océanos y bajo las capas de hielo polares no está a la vuelta de la esquina. Por lo tanto, al mediar los citados intereses y teniendo en cuenta de que Europa, EE UU y gran parte de los demás países del mundo occidental no cuentan con importantes reservas de hidrocarburos, lo más natural es que estos "pobretones" tengan que irse orientando hacia otros recursos para reducir la dependencia de las importaciones y prevenir males mayores. Me refiero, ante todo, a las energías no agotables, por eso, renovables y respetuosas con el medio ambiente. De esta manera se matan dos pájaros de un tiro, haciendo confluir criterios económicos y ecológicos, éstos de imperiosa necesidad ante el creciente "consumo" de medioambiente a escala mundial y los problemas causados por el cambio climático.

Estamos, por así decirlo, en tiempos de transición energética. Se está iniciando un modelo energético mixto o de mix energético, es decir, una mezcla de los recursos tradicionales (aún disponibles a precios cada vez más altos) y las energías alternativas y renovables o regenerativas (cada vez más frecuentes). Una de estas energías esperanzadoras de cara al futuro: la biomasa. Para los que quieran ahondar en detalles técnicos: http://es.wikipedia.org/wiki/Biomasa

¿Qué es la biomasa o masa biológica? Esta masa no es otra cosa que energía solar convertida por las plantas en energía bioquímica mediante el proceso de fotosíntesis. El dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y el agua se transforman en hidrocarburos, la base de la biomasa.

La idea de aprovechar la energía almacenada en la biomasa no es nueva. El fuego de leña fue el compañero del hombre cavernícola en su largo camino evolutivo de la caverna a la ciudad. Aún en la actualidad, la madera es una importante fuente energética en numerosos países. La biomasa no requiere necesariamente un estado sólido para ser utilizada como portador energético. También existen combustibles líquidos, p. ej., el alcohol obtenido a partir de caña de azúcar (bagazo) o el biodiésel / bioetanol obtenido a partir de aceite de colza o de girasol, plantas de un contenido energético muy elevado. Incluso la biomasa presente en estado gaseoso puede convertirse en energía. Luego, la "madera energética", la biomasa cultivada, p. ej., árboles de crecimiento rápido (álamos, chopos, eucaliptos y sauces); las llamadas "plantas energéticas", es decir, hierbas y pastos de elevado contenido energético (cáscaras de frutos secos, residuos agrícolas y forestales, restos de carpinterías, residuos de la elaboración del aceite de oliva, residuos ganaderos), van cobrando cada vez más importancia. Un buen ejemplo de cómo se puede aprovechar un producto natural en materia energética lo representa la hierba elefante, como nos muestra la web brasileña http://www.agrosoft.org.br/?q=node/26484

Según la web http://www.planet-wissen.de/pw/Artikel,,,,,,,A9E833788B045EF3E0340003BA04DA2C,,,,,,,,,,,,,,,.html
"la biomasa supone una esperanza para la agricultura. Los rendimientos obtenidos en los cultivos energéticos pueden situarse significativamente por encima de los alcanzados por la agricultura y silvicultura de cuño tradicional. Por consiguiente, muchos agricultores que han tenido que abandonar parte de sus superficies de cultivo excedentarias en la UE a raíz de regulaciones comunitarias albergan esperanzas para aprovechar este suelo para el cultivo de plantas bioenergéticas u otras materias primas regenerativas. En tal caso, la obtención de energía respetuosa con el medio ambiente no sólo podría ser interesante desde la perspectiva ecológica sino también de la económica, como ya se ha comentado arriba. Sin embargo, actualmente los cultivos energéticos aún no traen beneficios en la mayoría de los casos, puesto que los precios pagados por la biomasa se sitúan por encima de los del carbón o petróleo. El caso es distinto si la biomasa se produce de manera natural como, p. ej., los residuos agrícolas y forestales y el material de poda de los árboles de un municipio: en estos ambientes, la utilización ya es rentable ahora".

Síntesis: queda por esperar que los potenciales cultivos energéticos a gran escala del futuro no impliquen necesariamente más talas indiscriminadas de árboles y / o una dramática reducción de los terrenos previstos para los cultivos de consumo humano, con la consiguiente escasez de éstos y la subida de precios que ello acarrería. Los actuales mercados que ya han reaccionado en este sentido ante la repentina fuerte demanda de algunos productos básicos (p. ej., la torta de maíz, en Méjico) - sin contar, evidentemente, con la oportuna oferta del momento - han servido de señal de alarma, una señal de la que se espera que sea escuchada donde convenga.

Saludos PATO

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