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martes, 1 de febrero de 2011

Un 40 %, fiel de la balanza

Al principio fue el verbo, en este caso el del propio presidente alemán, Christian Wulff. Decía Wulff que, en resumidas cuentas, el cristianismo y el judaísmo pertenecen a Alemania. "Pero, entretanto, el islam pertenece también a Alemania". Palabras estas que no solo no pasaron desapercibidas, sino causaron cierto asombro.
Nos enteramos a través del artículo de Ignacio Sotelo de que "Alemania se libera de sus mitos". Pues bien, una vez liberado el país de tanto mito por boca de su presidente, queda un 40 % de "no creyentes, casi el 40 % de la población, que, al no estar organizados, ejercen una influencia muy limitada". Una influencia que se basa en los valores de racionalidad y libertad fruto de la Ilustración. Lógicamente, este colectivo amorfo se caracteriza por su no militancia religiosa. Sin embargo, esta condición amorfa en materia religiosa contrasta notablemente con la solidez de la fe - por no decir militancia - de los que profesan el islam, por no haber pasado por un tamiz comparable con el de la Ilustración. A resultas de esto, el aludido 40 % de la población alemana, callado por el presidente C. Wulff, debe de desempeñar el fiel de la balanza en una Alemania de raíces cristiano-judías.

Pato

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