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viernes, 22 de junio de 2007

El desarrollo sostenible ¿una quimera?

Tenemos que remontarnos a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, celebrada en Estocolomo en 1972, para tener una primera amplia referencia global al desarrollo intelectual, moral, social y espiritual del ser humano; a la ciencia y tecnología; y al medio ambiente.

Ya empiezan a aflorar los tópicos como: los niveles peligrosos de contaminación del agua, el aire, la tierra y los seres vivos; grandes trastornos del equilibrio ecológico de la biosfera; destrucción y agotamiento de recursos insustituibles y graves deficiencias, nocivas para la salud física, mental y social del hombre, en el medio por él creado, especialmente en aquél en que vive y trabaja.
Se hace especial referencia a los problemas ambientales provocados por el desarrollo y subdesarrollo, respectivamente, en aquellos años la llamada confrontación entre Norte y Sur. La conclusión de entonces: los países industrializados deben esforzarse por reducir la distancia que los separa de los países en desarrollo, para lo cual se establecen 24 principios bioéticos. Para ver más detalles véase la web ONU - Declaración de Estocolmo.

A partir de ahí, el (sub)desarrollo y la conciencia(ción) humanos siguen sus respectivos cursos, no necesariamente en paralelo o simétricos, sino más bien en forma de las clásicas tijeras que se van abriendo o de forma asimétrica. Las grandes economías viven sus mejores años de bonanza, algo que conlleva poca consideración hacia el medio ambiente y el desarrollo sostenible. Pero vamos por partes.

En 1987, el término internacionalmente conocido de desarrollo sostenible o sustentable - ciertamente visionario en aquel entonces - aparece en el llamado Informe Brundtland - Nuestro futuro común -, fruto de los trabajos de la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en la Asamblea de la ONU en 1983. Véase, asimismo, la web Desarrollo sostenible - Wikipedia. Dicha definición se asumiría en el Principio 3.° de la Declaración de Río (1992) : Aquel desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro, para atender sus propias necesidades. Como bien se comenta en esta web "Lamentablemente, esta definición sólo sirve en teoría". "De allí la necesidad de la siguiente definición que ofrece no sólo la amplitud sino también la precisión necesaria para ponerla en práctica: Desarrollo Sostenible es un proceso socio-ecológico caracterizado por un comportamiento en busca de ideales".

Como el citado proceso se fundamenta en unos ideales, este concepto carece de una base sólida, como si de arena movediza se tratara. A consecuencia de esto abunda en todos los discursos políticos, por ser fácil tenerlo a flor de boca para cacarearlo a los cuatro vientos sin asumir ningún compromiso, un compromiso que debiera abarcar todo lo relacionado con "la posibilidad de compatibilizar el crecimiento económico con la preservación ambiental vía aumento de la productividad (producir más, consumiendo menos recursos y generando menos residuos) y con la equidad social vía mejora general de las condiciones de vida". Éste es el meollo o el quid de la cuestión en torno a la cual giran todas las divergencias de interpretación y de voluntad de aplicación. La citada web sigue comentando que "La justificación del desarrollo sostenible proviene tanto del hecho de tener unos recursos naturales limitados (nutrientes en el suelo, agua potable, etc.), susceptibles de agotarse, como por el hecho de que una creciente actividad económica sin más criterio que el económico produce, como ya se ha constatado, problemas medioambientales tanto a escala local como planetaria graves, que pueden en el futuro tornarse irreversibles".

Partiendo de este hecho, a título de ejemplo: el petróleo es la base irresustituible, a corto y medio plazo, de gran parte de las actividades comerciales e industriales a escala global, una fuente agotable y mal repartida. Pese a que dicha fuente es susceptible de agotarse, los resultados obtenidos con tanta palabrería altisonante en las conferencias, son realmente ridículos. Parece que los responsables están practicando la política del avestruz en la que confluyen los egoísmos económicos nacionales.

Otro de los problemas más acuciantes que se está vislumbrando es el del agua potable. Según la web Agua - Wikipedia, el World Water Development Report de la UNESCO (2003) de su World Water Assessment Program indica que en los próximos 20 años, la cantidad de agua disponible para todos decrecerá en un 30%. El 40% de los habitantes del mundo actualmente no tiene la cantidad mínima necesaria para el mínimo aseo ... (sic)".

Por supuesto, el petróleo y el agua no son los únicos problemas. Hay toda una serie de ellos que están siendo discutidos a diario por la prensa internacional y que nos tienen / tendrán en jaque de manera creciente a medida que se agrave la situación vivida por los respectivos colectivos y / o países / poblaciones. Valga como ejemplo la agricultura, que es una base irrenunciable no sólo en los países en desarrollo y los emergentes. Uno de los lugares donde se manifiestan los problemas ambientales (entre otros) de forma muy dramática es el África subsahariana. Las hambrunas y los flujos migratorios resultantes de ello están a la orden del día.

Logicamente hay unas condiciones para el desarrollo sostenible (para más detalles véase la citada web):
1. Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su generación.
2. Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible.
3. Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medio ambiente
.

Hasta aquí llegan los buenos consejos.

Pero sigamos con la cronología de la retahíla de conferencias.

En 1989 sigue el Programa 21 / Agenda 21 para promover el desarrollo sustentable. Se trata de un plan detallado de acciones que deben ser acometidas a nivel mundial, nacional y local por entidades de la ONU, los Gobiernos de sus Estados miembros y por grupos principales particulares en todas las áreas en las cuales ocurren impactos humanos sobre el medio ambiente.
En 1992 se celebra la Cumbre de Río o Cumbre de la Tierra / Declaración de Río, en donde representantes de 179 Gobiernos acuerdan adoptar el programa 21 inicado en 1989.

A este programa le sigue la conferencia denominada Río+5 en 1997 en la sede de la ONU, en Nueva York. Luego, la adopción de una agenda complementaria denominada Metas de desarrollo del milenio (Milenium Development Goals), celebrada en Nueva York en 2000.

En 1997 se celebra la conferencia / el Protocolo de Kioto sobre el cámbio climático.

En 2002 tiene lugar la Cumbre de Johannesburgo sobre desarrollo sostenible.

La Declaración de Dublín de 2004 resume los retos arriba expuestos de la siguiente manera:
"El medio ambiente depende de nuestras acciones colectivas, y el medio ambiente de mañana de nuestras acciones de hoy", o dicho de otra forma "No te comas las semillas con las que has de sembrar la cosecha del mañana"

En 2007, el G-8 celebra en Heiligendamm su conferencia sobre el cambio climático.
Los resultados de esta última igual que los de Kioto manifiestan de forma notoria la incapacidad y falta de voluntad de las partes interesadas para asumir unos compromisos equitativos y proyectan su sombrío futuro sobre la trayectoria que tiene el globo por delante.

Conclusión:
Los resultados obtenidos en materia ambiental y desarrollo sostenible a escala global a lo largo de las últimas décadas y, concretamente, en las conferencias de Kioto y Heiligendamm se tienen que someter a un baremo o una vara de medir ante la opinión mundial para saber lo que se va filtrando de ellos como sustancia concreta, algo que pueda llamarse éxito. En este sentido no puedo más que repetir lo comentado en mi entrada ¡Adiós a Heiligendamm! Consecuencias del cambio climático: El monte parió un ratón. Lo único que queda es la esperanza. Como la esperanza muere al último queda por ver si hay algún cambio de tendencia en la política medioambiental por la que opte la nueva Administración de EE UU que salga ganadora de las elecciones presidenciales en 2008, para que este país se suba al tren de Kioto / Heiligendamm, un tren que supondría el germen de una filosofía orientada hacia la dirección deseada, una luz al final del túnel camino de un desarrollo sostenible posible. Incluso si los países en desarrollo y los emergentes siguen "vomitando" medio ambiente tal y como manifestado por los mismos en varias ocasiones, la parte del león del actual volumen contaminante global, atribuible a EE UU, quedaría sensiblemente mermada, además de poder iniciarse un valioso efecto dominó frente a los demás detractores de Kioto y Heiligendamm.

Saludos PATO

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