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martes, 9 de marzo de 2010

Idiomas ... la eterna asignatura pendiente de los castellanohablantes

Hasta la saciedad
Un tema que se está tratando hasta la saciedad en España sin solución a la vuelta de la esquina, porque no la hay tal y como se suele presentar. Un idioma no es una regla de tres que se ponga en práctica una vez comprendida. A pesar de tanto altisonante marketing y técnicas "agresivas" para sacarle al pobre castellanohablante de sus dudas sobre su propia capacidad de hacerse con ese "guirigay", que es, en el caso de España, sola y exclusivamente el inglés. Bastante es. No se pueden pedir peras al olmo. ¿Me explico?

Inmersión lingüística
Quiero aprovechar esta ocasión para hacer referencia a un artículo publicado en el suplemento NEGOCIOS del diario EL PAÍS, de fecha 7-3-2010, titulado "Practicar otro idioma sin salir de casa", cuyo autor es J. C. M., director general de Pueblo Inglés-More than English. Valga la mejor de las intenciones a las que se refiere esta aportación al tema en cuestión. Términos clave: "simuladores de vuelo", "volar", "idioma oficial", "handicap", "vuelo real", "inmersión lingüística", "aprendizaje intensivo" etc. Este "vuelo real" me ha dado alas para ahondar un poco en la materia, especialmente en lo que respecta a la pronunciación.

Aprendizaje light
Expongo estos comentarios (espero que no sean excesivamente científicos) aprovechándome de este medio, por exigir el tema algo más de espacio del que está disponible en el citado diario, aparte de que, supongo, que no debe de ser recibo presentar unos criterios que pongan el aprendizaje supuestamente light de un idioma extranjero en su justa medida laboriosa y que la saquen del popular marco de bagatela cual juego infantil. Last not least cualquier sistema ofrecido (como churros calientes) busca un huequecillo en el mercado. Esto suele ocurrir en este país con religiosa periodicidad coincidiendo con los principios de los cursos escolares. Por si las moscas. Se promete el oro y el moro, es decir, se le garantiza al bienaventurado neófito en la materia que figurará entre los angloparlantes en cuestión de pocas semanas.

Al grano
Lo primero que llama la atención es un cuadro parte de dicho artículo que presenta los (supuestos) "Conocimientos de lenguas extranjeras en adultos" en Europa y España. Las cifras mostradas reflejadarán la tónica base de la tendencia del "mercado" nacional , o sea, la laguna de conocimientos comparativos entre la media europea y España. Arroja un déficit significativo atribuible a España, extremo que nos es bastante familiar. De ahí el objetivo del citado artículo de cara a los potenciales aprendices de brujo y su inmersión total en el inglés para conseguir el anhelado dominio de "eso que siempre quería saber". Pero ignorancia aparte ¿qué se entiende por los referidos conocimientos? ¿Saber dar un poco más que los buenos días?

Cambio de escenario: FONÉTICA, ese mundo ignorado
También es de todos sabido que el castellano es una lengua de la que se dice que su escritura corresponde en general a la pronunciación (y viceversa, por supuesto). Véase al respecto DICCIONARIO DE USO DEL ESPAÑOL, de María Moliner, por si cabe alguna duda. Este campo queda cubierto por la fonética, lo cual significa simple y llanamente: SONIDOS. Ésta es una de las caras de la moneda. A través de la misma se articula cualquier intento de hacerse entender hablando. Sin embargo, sin aburrir al estimado lector con excesivos tecnicismos en materia lingüística también debe de ser de todos sabido que la lengua de Cervantes, si bien de una extraordinaria riqueza semántica, adolece de un vocalismo enormemente deficitario comparado con el de otras. Ésta es la otra cara de la moneda, una cara que aflora con acusada virulencia a la hora de emitir un castellanohablante monolingüe (quedan excluidos los hablantes de idiomas cooficiales de España por disponer éstos de un vocalismo más rico) sonidos de una lengua extranjera, siguiendo su propio padrón acústico-articulatorio un tanto modesto. Éste es precisamente el quid de la cuestión. Por lo tanto, "eso de los sonidos" es objeto de un trato a la altura de las posibilidades articulatorias del personaje en cuestión. La lengua extranjera queda así gratuitamente despojada de su propia envoltura de sonidos que la caracteriza como tal, queda al desnudo, por así decirlo, cobrando características castellanizantes superpuestas al "armazón extranjero". Metafóricamente hablando, el pobre estudiante "corre al galope" propio del castellano en lo que al vocalismo se refiere, es decir, reduce el otro idioma al formato fonético del castellano. Y éste sólo dispone de las pocas vocales que todos conocemos, pronunciados con rapidez, en "vuelo real". Permítaseme el uso de este compuesto para describir de forma escueta el vocalismo castellano. Otras lenguas se caracterizan, a título de ejemplo, por un "vuelo pesado y diferenciado". ¿Qué significa esto? Significa que a las vocales se les da más amplitud ... obligatoriamente, ¡nada de cuento! Y para más inri, algunas vocales incluso cuentan con distintos grados de abertura. ¿Cómo se come esto? ¡Comiéndolo! Por lo que no es oro todo lo que reluce. Pues, por regla general, los programas ofrecidos intentan reducir al máximo el aprendizaje del (mayoritariamente) inglés para embaucar al novato de buena fe con falsas promesas. De esta forma en realidad los mismos quedan reducidos al arte mudo, al cine mudo de los albores cinematográficos. Porque al aflorar al nivel de percepción acústica simplemente no se entienden. ¡Es chino! ... con perdón por eso de chino.

A las pruebas me remito
Lo arriba manifestado quedaría en pura teoría si no fuese por los personajes que presentan muchos programas de radio y televisión y esas famosas charlas de periodistas de pacotilla en España. Son prueba fehaciente de lo que en este país se entiende por inglés. El efecto multiplicador que corresponde a estos "iluminados" en materia de pronunciación causa estragos. Y el gran público les escucha boquiabierto.

Solución ... si es que la hay
Una posible solución a convertir el país en los anhelados potenciales angloparlantes empieza por practicar bilingüismo a temprana edad. Pero ¡OJO! No por nativos castellanohablantes (que ya tienen el aparato acústico-articulatorio corrompido e imparten algo que en el mejor de los casos es un "inglés castellanizado"), sino nativos angloparlantes. ¿Una ilusión? Por supuesto. Pero insisto: no se puede tomar el rábano por las hojas. El bilingüismo tan cacareado últimamente seguirá siendo una quimera, un círculo vicioso, equivalente a hacer castillos en el aire, que tantos hay en Castilla / España.

PD
Por supuesto y a título de ejemplo metafórico (cachondeo aparte) también hay muchos castillos en algún país anglófono [building castles in the air] y francófono [bâtir des châteaux en Espagne]. Pero eso es otro cantar.


Saludos

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