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martes, 15 de noviembre de 2011

¿Traductor o intérprete?



Con los tiempos que corren, tan convulsos en materia económico-financiera, hay que romper una lanza por estos dos profesionales, siempre a la altura - pero en segundo plano - de las circunstancias, en su papel de intermediador, para evitar la proverbial confusión babélica de lenguas, de las que hay nada menos que 23 oficiales a escala comunitaria.

Una foto publicada en la edición impresa de EL PAÍS, en la que se ve a J.C. Juncker en conversación con Berlusconi y Papandreu, "en presencia de un traductor", me causa estupor profesional por la inexactitud del término a raíz de la evidente ignorancia de las tareas propias de ambas profesiones. El término de traductor al que hace referencia la leyenda de la citada foto se merece una explicación bien fundada que nos proporciona la incontestable autoridad de la Real Academia de la Lengua (RAE). Según la definición proporcionada por el diccionario de la RAE, en este caso se trata de un intérprete y no de un traductor. El primero es una "persona que explica a otras, en lengua que entienden, lo dicho en otra que les es desconocida". El segundo "traduce una obra o escrito". Por lo tanto, siguiendo la explicación aportada, traducir es "Expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra."

En resumen, el papel de intermediador que, a todas luces, le corresponde al señor de la foto es la de alguien "que actúa poniendo en relación a dos o más personas o entidades," es decir, la de intérprete.

Pato

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