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sábado, 3 de septiembre de 2011

Política del avestruz


Remontándonos a la incipiente Unión Europea, según Jacques Delors, uno de sus padres fundadores, "existía un sentimiento de comunidad que permitía encontrar soluciones conjuntas, no como ahora que se trabaja en torno al eje franco-alemán y no en el plano institucional." De esta sentencia tan tajante se hace eco EL PAÍS en un artículo titulado "Europa y el euro están al borde del abismo."

Teniendo en cuenta esta conclusión cabrá la pregunta ¿qué ha ocurrido a escala comunitaria desde entoces hasta ahora? En aquel entonces, es decir a finales de los años 80, la UE contaba con 12 Estados miembros. En la actualidad ya son 27, final abierto. Uno de los pilares de las primeras etapas comunitarias se basaba en un reducido núcleo de países de raíces socioeconómicas altamente homogéneas. Esta homogeneidad se ha ido perdiendo a medida que han entrado nuevos miembros. En palabras de Delors, todo ello se ha ido traduciendo en una falta de liderazgo y de pragmatismo "a la hora de enfrentarse a los problemas económicos y financieros". No sirven las medias tintas con las que actúan las locomotoras alemana y francesa. Y, last not least, la cuestión del millón, en la que Merkel no ha hecho "ninguna concesión en el fondo", con un Sarkozy callado al respecto: los eurobonos, una solución, si bien pragmática a todas luces, costosa para Alemania.

Con todo, esta última ratio, el meollo de la cuestión, capaz de calmar la volatilidad de los mercados, parece no encontrarse tan allá de lo inasumible partiendo de un hecho consumado: la UE ya es una unión de transferencias. Por tanto, quiérase o no, alguien tiene que pagar el pato, como ya ocurre con las transferencias. De verdad ¿nos podemos permitir el lujo de dejar el euro en la estacada seguir practicando la política del avestruz?

Pato

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