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lunes, 21 de junio de 2010

Desde la periferia europea, don Quijote se ha echado a andar

España de siempre ha luchado contra su propia geografía periférica, algo que se puede comparar, de cierta manera, con las ondas emitidas por un epicentro sísmico cuya intensidad se va reduciendo en función de la distancia recorrida. El epicentro se solía situar allende los Pirineos, por lo que la modernidad medieval del respectivo momento histórico también solía cruzar los Pirineos de modo desfasado cronológicamente. Esto ocurría hasta muy entrado el siglo pasado, pues el régimen franquista también se estuvo manteniendo al margen bajo el paraguas de un aislamiento autoimpuesto. Con la entrada de España en las Comunidades Europeas y en la actual Unión Europea, la visión de "Spain is different" empezó a desmoronarse. Las diferencias fueron reduciéndose para acabar convirtiéndose en una masa uniforme amorfa. El presente nos permite participar en tiempo real como testigos oculares en asuntos aparentemente periféricos, una vez reducidas las distancias a cero. Tanto es así que hemos podido presenciar los vericuetos por los que se movía nuestro vecino comunitario español a lo largo de los últimos meses. Resulta prácticamente imposible desacoplarse en solitario o por autismo. El gran hermano está mirando por encima del hombro y exhortando a que haya consenso en la ruta tomada en terreno escabroso. Todo ello de cara a que los mercados se tranquilicen, un escenario a la orden del día recientemente.

Llegado a este punto permítaseme una mirada metafórica y algo picaresca hacia atrás y hacia adelante recurriendo al mundialmente conocido personaje de don Quijote a quien le vamos a asignar el papel principal en la crisis al sur de los Pirineos donde nuestro héroe, en compañía de su fiel escudero Sancho Panza, lucha contra las iniquidades propias de los mercados embistiendo contra las aspas de los molinos de su tierra. Éstas, que don Quijote confunde con unos gigantes, le propinan unas soberbias palizas en su desesperada lucha contra las aludidas iniquidades, puesto que no es capaz de desgranar su imaginación de la cruda realidad en su ferviente entrega. Por fin, unos hechiceros aparentemente malos procedentes del norte sacan al iluso del camino errado autoinfligido y le ponen rudamente en la realidad. Éste la acepta a regañadientes siguiendo el lema "rectificar es de sabios".

Sea éste el futuro leitmotiv de don Quijote, puesto que su geografía periférica ya no le salva. Don Quijote se ha echado a andar.